Esperanza para la isla de Aruba
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Aruba, una isla pequeña de 30 km de largura y 7 km de anchura. Rodeada de playas blancas y el mar de color azul celeste. Casas coloridas y tiendas de marcas renombradas se concentran la zona turística. Los hoteles están divididos en dos partes, los high-rise y los low-rise hoteles. Todo está a la disposición de los turistas. Uno puede escuchar música caribeña todo el día y profundizarse en la imaginación de estar en un paraíso lleno de gozo y paz.....
Entonces....la realidad en la que trabajamos
Le llevamos a una calle más después. La música desvanece y el olor de las cosas caras disminuye en cuanto uno se acerca a ésta calle. Aquí huele muy mal, huele a basura y a alcantarilla rota. El color de las casas coloridas desvanece. En la oscuridad, al lado de unos containers hay un muchacho de unos 16 años, nos señala, porque quiere nuestra atención, vende su cuerpo por 20 euros. Utiliza el dinero para seguir alimentando sus adicciones, las drogas y el alcohol. En menos de 5 cinco minutos nos encontramos con una mujer embarazada, mejor dicho, una chica de unos 18 años. Ella vende su cuerpo. Dentro de un mes dará luz, pero aún no se ocupa con eso, porque primero tiene que conseguir dinero para sobrevivir este día, dinero que utilizará para comprar comida y drogas. Sí, lo está leyendo bien, drogas. Esta mujer también es una adicta. Las calles están llenas de adictos que no tienen esperanza para el futuro. Le queremos recordar, aún estamos a una calle lejos del centro, donde las turistas gastan su dinero en los lujos que ofrece la isla.
Ahora le llevamos a la parte sur de la isla, al barrio de San Nicolas. El olor a petróleo y químicos penetra en nuestras narices. Vemos unos tubos de fuego emergiendo de la refinería en el barrio de San Nicolas. Aparcamos el coche en las afueras del barrio y seguimos a pie.
Si hubiéramos aparcado el coche en el barrio, tendríamos que haber pagado a un choller (adicto) a que lo lave y a que lo cuide. Esto cuesta 5 euros. Si no lo hacemos, la posibilidad de que roben el coche o que lo laven con arena sería grande. Cuando entramos en el barrio vemos unasprostitutas que trabajan en los bares y en las calles.
También vemos unos adictos que no tienen casa, sino que viven en la calle o en casas abandonadas. Ellos son adictos a la heroína o a la cocaína. Para conseguier dinero lavan el coche de los clientes que visitan a las prostitutas.
El público destinario de nuestro proyecto
Nos encontramos con las prostitutas que trabajan allí. Se puede decir que ellas nunca eran adictas, sino que tienen un otro problema. Confiaron en las personas equivocadas, personas que les dieron informaciones falsas y por eso se quedaron defraudados. Muchas de estas mujeres pensaron que iban a trabajar en bares. Efectivamente, trabajan en bares, pero no como anfitriona, sino como prostitutas.
En Colombia no tenían trabajo, más sí una familia que mantener, la cuestión era ganar suficiente dinero rápidamente y así mantener a sus familias. Muchas mujeres y chicas elijen, sin pensarlo bien, ganar dinero rápido y fácil y de esa manera caen en las trampas engañosas de estas personas, donde tienen que tener relaciones sexuales indeseadas.
Cuando una chica llega a la isla, consigue una 'guardia'. Él es quien la recoge en el aeropuerto y la lleva inmediatamente al cuarto donde va a 'trabajar'. Esta persona vigila constantemente a la chica para ver si ella hace su 'trabajo' correctamente. Si la chica no cumple con las reglas del 'trabajo', será castigada. El castigo es un aumento del precio de alquiler del cuarto. Seguramente se está preguntado: ¿Por qué no protestan estas chicas ante tal trato? ¿Por qué no acuden a las autoridades, el Gobierno o sus familias? En primer lugar, usted tiene que entender que estas chicas tienen mucha vergüenza, porque este tipo de 'trabajo' no está aceptado en el lugar de donde vienen y en segundo lugar tienen un contrato de 'trabajo'. El problema es que el contrato está en holandés y no está disponible en español.
El intermediario (que no es más que solamente esto y quien tiene mucha influencia en el trabajo que estas mujeres hacen) ofrece ayuda y sostén en el momentde firmar el contrato, pero da conscientemente informaciones falsas a las chicas.
Una vez que las chicas llegan a Aruba tienen que pagar sus deudas. Los costos son altos y los precios bajos a causa de tanta concurrencia. Convirtiendo el 'florien' en euros, ellas ganan unos 15 a 20 euros por cliente. Por eso dura mucho antes de que puedan salir de la deuda y hacer ganancias. Déjame informarle que una chica en Holanda, adicta a la heroína, gana unos 20 a 30 euros prostituyéndose detrás de las estaciones. ¿Comprende ahora que tienen que conseguir muchos clientes para pagar todas sus deudas, entre ellas el boleto de vuelo, los costos de la estadía, los costos del cuido y los costos para la mantención de la familia en el exterior? En los primeros tres meses no restan mucho dinero para el propio uso, aunque vinieron con la meta de ganar dinero rápido y fácil. Al fin y al cabo un solo partido sale beneficiado, los estafadores.
No le podemos explicar cómo es la atmósfera en un barrio donde 140 mujeres jóvenes (muchas de ellas adolescentes) son víctimas del abuso sexual. Lo que sí le podemos contar es que es muy diferente para estas mujeres cuando uno no va para conseguir algo, sino para darles algo: amor (no relaciones sexuales), atención, un mensaje de esperanza, ayuda y la posibilidad de ser salvado. La gratitud de estas mujeres es inigualable. Las lágrimas que derraman en las conversaciones con los evangelistas y el dolor que ponen en oración ante el píe de la cruz es conmovedor y transformador.
Nuestro método y nuestra visión
¿Qué es lo que hace una persona feliz? ¿El estado social, dinero o el país de origen? ¿De verdad hay una diferencia? ¿Somos mejores que estas mujeres? ¿Qué piensa, aún existe un lugar para estas mujeres en el corazón de la humanidad? O mejor dicho: ¿Hay un lugar para ellas en el corazón del Señor Jesús? ¡Nosotros estamos convencidos de que sí lo hay! Nosotros creemos que hay un lugar para ellas en la mesa del Señor Jesús. Creemos que Él conoce sus heridas y dolores y que Él quiere ayudarlas. Nosotros creemos que podemos hacer una diferencia en sus vidas. ¿Cómo lo hacemos?
Visitamos las calles de San Nicolas con un equipo de evangelistas y una traductora, quien traduce del holandés al español. Intentamos obtener una conversación con ellas para prepararles para nuestra segunda visita. El primer encuentro es para conocernos. En el segundo encuentro (muchas veces saltamos un día) visitamos a las mujeres y les regalamos una rosa. En las rosas ponemosla información de contacto y una tarjeta con un pasaje bíblico. Las rosas las entregamos personalmente y después hablamos con las mujeres. En el segundo encuentro podemos hablar con más facilidad con las mujeres, porque las murallas que rodeaban sus corazones ya han sido derribadas. Hablamos de sus problemas. Por medio de esto analizamos sus situaciones y las posibilidades de ayudarlas. Hacemos las tres siguientes cosas: 1) las ayudamos a regresar lo más pronto posible a Colombia, si ellas mismas lo quieren, 2) les brindamos guía y mantenemos contacto mientras estamos en la isla y 3) les ofrecemos cuido medico adicional de lo que ya reciben. Esto lo hacemos con la ayuda de un médico amigo y muy conocido en la isla. Pues entonces, primero las alcanzamos con el evangelio y segundo las ayudamos en lo que podemos.
Como que cada tres meses viene un nuevo grupo de 140 mujeres, tratamos de alcanzar cada grupo. Esto lo hacemos yendo 4 veces al año a Aruba. Durante nuestra estadía en la isla tratamos de equipar y discipular a personas confiables para el trabajo entre estas mujeres. Esto lo hacemos para que cuando no estemos en la isla el trabajo pueda continuar.
Para culminar
¿Existe un futuro lleno de esperanza para estos jóvenes? Este trabajo no lo podemos hacer solos. Por eso necesitamos su ayuda, sus oraciones y su ayuda financiera. Con su apoyo podemos ayudar a estas mujeres que están heridas y abatidas para que entreguen sus vidas a un solo hombre: El Señor Jesús, el Hijo de Dios.